jueves, 5 de junio de 2008

La juventud del siglo XXI está cambiando al mundo

Por Anaiz Quevedo

Tal como lo escribiese Nicholas Kristof en su artículo “La Edad de la Ambición” para New York Times, la juventud de nuestros tiempos parece estar más en la vía de modelar este mundo que los encargados de llevar adelante las políticas sociales.

Kristof estuvo en Davos, Suiza, y dijo textualmente que las personas más interesantes en el más reciente Foro Económico Mundial resultó la gente joven , no solo por tener la mitad de edad de quienes asistieron, sino por asumir el compromiso de ser "emprendedores sociales".

Mencionó varios casos interesantísimos de veinteañeros(as) que han creado Organizaciones de Desarrollo Social o compañías socialmente responsables con alcances inimaginables para su corta edad. Han logrado llegar a miles de personas que han sido atendidas en países empobrecidos ya sea con capacitación, créditos, o ayudas en sus problemas de salud o económicos.

De todos los casos me llamo la atención el del joven mexicano Ariel Zilbersztejn de 27 años que fundó la compañía Cinepop a través de la cual proyecta películas en pantallas gigantes en parques públicos ya que está consciente que un gran porcentaje de mexicanos(as) no tienen los ingresos suficientes para ir al cine. Además cuenta con el apoyo de varios patrocinantes que se suman a la iniciativa en una relación ganar-ganar.

La capacidad por función puede llegar hasta 10 mil personas, por lo que las marcas asociadas encuentran un espacio idóneo para interactuar con un gran volumen de público objetivo, vender productos, afiliar gente a sus líneas de crédito, comunicar promociones, etc.; así, la inversión resulta muy atractiva y rentable pues las marcas generan una promoción en la cual consumidores(as) perciben un gran valor, se genera una gran recordación de las marcas, fidelidad e incremento en ventas, comprometiéndose y apoyando a la vez con la sociedad, en este caso, con el sector más necesitado.

Por lado leyendo al colega Peter Walker en CNN.com en su trabajo “El microempresario benevolente” también conocí el caso de la Organización sin fines de lucro KIVA creada por ex alumnos de la Escuela de Negocios de Stanford, Matt y Jessica Jackley Flannery. Su actual Presidente, Premal Shah se interesó en microfinanzas también durante sus estudios en Stanford por lo que estuvo en India trabajando en una institución dedicada a trabajar con los más pobres de los pobres. KIVA está sonando porque más que dividir grandes sumas de dinero de grandes patrocinadores o prestamistas, permite a individuos prestar pequeñas sumas a un(a) emprendedor(a)

Luego de dos años de trabajo KIVA ha atraído $ 1.5 millones en el mes y ha otorgado en préstamos $ 12.4 millones a 18 mil emprendedores(as) en 39 países. KIVA es una gran red en la que interesados(as) en ayudar a gente emprendedora de las zonas más pobres del planeta pueden prestar 25 dólares y hacerlo vía web (la compañía PayPal lo ofrece gratis). La página web de KIVA es un collage de casos positivos, con fotos de emprendedores(as) y sus prestamistas. KIVA conecta a gente sencilla que desea ayudar con quienes necesitan esta ayuda en un proceso auditable. Los casos expuestos son referidos por más de 67 instituciones microfinancieras a nivel mundial.

Walker cita a Matt Flannery “Esta forma de ayudar a los demás se hace hasta adictiva, especialmente cuando quienes prestan saben que verán su dinero de nuevo”. Se está enseñando a quienes desean progresar a ser independientes y autosustentables.

Al conocer todos estos casos, coincido con mis colegas en que esta es la era de los(as) emprendedores(as) sociales. Kristof menciona que en los 60, la juventud al menos en Estados Unidos, se centró en las protestas antibélicas e iniciaron movimientos que transformaron ese país. En los 80 Bill Gates y Steve Jobs revolucionaron la tecnología.

El siglo XXI ya recibe las huellas del emprendimiento socialmente responsable. ¡Que perdure y se multiplique!

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