viernes, 13 de junio de 2008

OECD Watch ONG Internacional y OVJNU




La OVJNU es miembro no Oficial de OECD WATCH desde mayo 2008 , asi que le presentamos las directrices a seguir para el Informe de Responsabilidad Social Empresarial y las Multinacioanles :

¿Qué son las Directrices de la OCDE?

En 21 de junio 1976 se adaptaron por primera vez las Líneas Directrices de la OCDE (en adelante, las Directrices), como parte de la Declaración sobre Inversión Internacional y Empresas Multinacionales. El objetivo principal de las Directrices era garantizar que las actividades de las EMNs se desarrollaran en armonía con las políticas nacionales de los países de la OCDE y fortalecer la base de la confianza mutua entre las empresas y las autoridades gubernamentales.

Las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales son recomendaciones dirigidas por los gobiernos a las empresas multinacionales. Los 30 miembros de la OCDE y 9 países no-miembros (Argentina, Brasil, Chile, Eslovenia, Romania, Estonia, Israel, Latvia y Lituania) han suscrito las Directrices. Las Directrices enuncian principios y normas voluntarias para una conducta empresarial responsable en terrenos como:

-publicación de informaciones
-empleo y relaciones laborales
-medio ambiente
-lucha contra la corrupción
-intereses de los consumidores
-ciencia y tecnología
-competencia
-fiscalidad

Los principales aspectos son:

-contribución al desarrollo sostenible;
-respeto a los derechos humanos;
-respeto al las normas de empleo
-el medio ambiente
-corrupción
-protección para el ‘toque de silbato’ (en ingles: ‘whistleblower’: los trabajadores que de buena fe, elaboran un informe para la dirección o, para las autoridades públicas acerca de prácticas contrarias a la ley, a las políticas de la empresa o a las Directrices de la OCDE)

Capítulo IV sobre empleo y relaciones laborales es bastante detallado y contiene párrafos sobre libertad de asociación (par 1, 8), convenios colectivos (par 1, 2, 8, 9), políticas non-discriminantes (par 7). Desgraciadamente no hay referencias a párrafos concretos de otros instrumentos internacionales como la Declaración de la OIT. Las Directrices tienen sus propias descripciones más vagas. Además, algunos elementos aceptando como normas en otros códigos son ausente como horas de trabajo y salarios dignos (un salario digno es aquel que provee a los trabajadores en el Sur de la misma habilidad para satisfacer sus necesidades que la que disfrutan los trabajadores equivalentes en el Norte).

Original, las Directrices solamente aplicaban a empresas operando en los países miembros de la OCDE. Sin embargo, en la revisión más reciente, la de 2000, han incluido empresas operando en países miembros de la OCDE o empresas que tiene su sede central en un país miembro de la OCDE. La revisión más reciente también incluyó responsabilidad en la cadena. Esto significa que la responsabilidad social de una empresa debe extenderse hacia todos sus abastecedores, contratistas, subcontratistas, concesionarios, asociaciones comerciales y hacia cualquiera que realiza cualquier tipo de trabajo para la empresa. Además se incorporó capítulos sobre la lucha contra corrupción e intereses de los consumidores. También está incluido en la revisión el procedimiento de implementación.

La única obligación formal para los gobiernos que suscriban las Directrices es que deben establecer Puntos Nacionales de Contacto (PNC). El papel de los PNCs es aumentar la efectividad de las Directrices. Los PNCs coleccionan información sobre experiencias con las Directrices, hacen actividades promociónales, contestan a las consultas y se ocupan en discusiones con las partes implicadas respecto a todas las cuestiones abordas por las Directrices de manera que puedan contribuir a la resolución de los problemas que puedan surgir a este respecto. Si haya una disputa sobre la aplicabilidad de las Directrices, el Comité de Inversión puede clarificar el significado de las Directrices o el Comité de Inversión puede considerar un enmienda del texto de las Directrices. Los países miembros, TUAC y BIAC pueden pedir una ‘clarificación’. ONGs no pueden pedir directamente al Comité de Inversión una clarificación, pero pueden plantear una queja. Cuando una parte plantea una cuestión, el PNC debe realizar una evaluación inicial para determinar si el caso o casos planteados merecen un mayor examen, y responder a la parte o partes que lo plantean. Tras la primera evaluación se centra en buscar una solución a los problemas. Esto se puede conseguir mediante consultas externas a expertos, interesados, otros PNCs o el Comité de Inversión o por mediación entre las partes involucrados. Si tras la mediación las partes no llegan a un acuerdo sobre la solución, el PNC debe hacer una declaración pública sobre el caso.

Ventajas y desventajas de las Directrices de la OCDE

Lo valioso de las Directrices de la OCDE es que integran un amplio ámbito de temas, y no sólo normas laborales o ambientales. Son recomendaciones efectuadas por todos gobiernos que integran la OCDE a sus empresas multinacionales, esto las convierten en una herramienta potencialmente útil en la hora de presionar en pos de la responsabilidad empresarial. El procedimiento de presentación de reclamaciones ofrece un foro con respaldo gubernamental, lo que aumenta la implicación del gobierno en garantizar la responsabilidad empresarial. Esto no ocurre necesariamente cuando las empresas establecen sus propios códigos de conducta. La presunción de incumplimiento de las Directrices puede tener como resultado publicidad negativa para empresas y sus marcas.
Las Directrices y su procedimiento de quejas pueden ayudar a presionar a las empresas que no actúan de manera social o ambientalmente responsable para que las empresas mejoren su conducta. Además la carga de la prueba no es tan pesada como cuando llevas a una empresa a juicio.

La aplicabilidad de las Directrices es extraterritorial, ya que también se aplican en países no miembros de la OCDE. Por lo tanto, las Directrices pueden ser una opción para países donde el marco legal no funcione muy bien o donde los ONGs no tengan fácil acceso al sistema legal.

La revisión de las Directrices ha revivido el interés en las Directrices. No obstante, hay aspectos negativos:



La Guía Procesal de las Directrices afirma que habrá ‘confidencialidad’ mientras sigan en trámite los procedimientos sobre una queja. ‘Se mantendrá en secreto la información y opiniones proporcionadas durante los procedimientos por otra parte, a menos que ésta manifieste su consentimiento para que sea divulgada’. Esto significa que no puedes revelar información confidencial o sensitiva que obtengas de la empresa o del PNC durante las reuniones y consultas que son parte del procedimiento de queja. También significa que puedes pedir al PNC que no revele información a la empresa contra la que has planteado el caso, sobre ti o que tú le hayas proporcionado. Tanto el demandante como la empresa están protegidos por la regla de confidencialidad;

Los procedimientos sólo ofrecen una sanción mínima, por medio del riesgo que las decisiones del PNC supongan para la reputación de la empresa;

Las Directrices de la OCDE poseen mecanismos de puesta en práctica débil;

La inclusión de términos flojos como ‘cuando sea factible’, o ‘cuando sea apropiado’, debilitan el significado de muchos párrafos;

El hecho que las Directrices no hagan referencia a párrafos concretos de otros instrumentos internacionales como la Declaración de la OIT o declaraciones medio ambientales no ayuda precisamente a reforzarlas. La existencia de dichos documentos, así como la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración de Copenhague sobre Desarrollo Social se menciona en el Prólogo de las Directrices, pero no se dice que las empresas deben respetar los principios que en ellas se contienen. Las Directrices tienen sus propias descripciones, más vagas, sobre derechos laborales y el principio de precaución, que ya estaban incluidos en las Convenciones de la OIT y la Declaración de Río respectivamente.

www.oecdwatch.org

jueves, 5 de junio de 2008

La juventud del siglo XXI está cambiando al mundo

Por Anaiz Quevedo

Tal como lo escribiese Nicholas Kristof en su artículo “La Edad de la Ambición” para New York Times, la juventud de nuestros tiempos parece estar más en la vía de modelar este mundo que los encargados de llevar adelante las políticas sociales.

Kristof estuvo en Davos, Suiza, y dijo textualmente que las personas más interesantes en el más reciente Foro Económico Mundial resultó la gente joven , no solo por tener la mitad de edad de quienes asistieron, sino por asumir el compromiso de ser "emprendedores sociales".

Mencionó varios casos interesantísimos de veinteañeros(as) que han creado Organizaciones de Desarrollo Social o compañías socialmente responsables con alcances inimaginables para su corta edad. Han logrado llegar a miles de personas que han sido atendidas en países empobrecidos ya sea con capacitación, créditos, o ayudas en sus problemas de salud o económicos.

De todos los casos me llamo la atención el del joven mexicano Ariel Zilbersztejn de 27 años que fundó la compañía Cinepop a través de la cual proyecta películas en pantallas gigantes en parques públicos ya que está consciente que un gran porcentaje de mexicanos(as) no tienen los ingresos suficientes para ir al cine. Además cuenta con el apoyo de varios patrocinantes que se suman a la iniciativa en una relación ganar-ganar.

La capacidad por función puede llegar hasta 10 mil personas, por lo que las marcas asociadas encuentran un espacio idóneo para interactuar con un gran volumen de público objetivo, vender productos, afiliar gente a sus líneas de crédito, comunicar promociones, etc.; así, la inversión resulta muy atractiva y rentable pues las marcas generan una promoción en la cual consumidores(as) perciben un gran valor, se genera una gran recordación de las marcas, fidelidad e incremento en ventas, comprometiéndose y apoyando a la vez con la sociedad, en este caso, con el sector más necesitado.

Por lado leyendo al colega Peter Walker en CNN.com en su trabajo “El microempresario benevolente” también conocí el caso de la Organización sin fines de lucro KIVA creada por ex alumnos de la Escuela de Negocios de Stanford, Matt y Jessica Jackley Flannery. Su actual Presidente, Premal Shah se interesó en microfinanzas también durante sus estudios en Stanford por lo que estuvo en India trabajando en una institución dedicada a trabajar con los más pobres de los pobres. KIVA está sonando porque más que dividir grandes sumas de dinero de grandes patrocinadores o prestamistas, permite a individuos prestar pequeñas sumas a un(a) emprendedor(a)

Luego de dos años de trabajo KIVA ha atraído $ 1.5 millones en el mes y ha otorgado en préstamos $ 12.4 millones a 18 mil emprendedores(as) en 39 países. KIVA es una gran red en la que interesados(as) en ayudar a gente emprendedora de las zonas más pobres del planeta pueden prestar 25 dólares y hacerlo vía web (la compañía PayPal lo ofrece gratis). La página web de KIVA es un collage de casos positivos, con fotos de emprendedores(as) y sus prestamistas. KIVA conecta a gente sencilla que desea ayudar con quienes necesitan esta ayuda en un proceso auditable. Los casos expuestos son referidos por más de 67 instituciones microfinancieras a nivel mundial.

Walker cita a Matt Flannery “Esta forma de ayudar a los demás se hace hasta adictiva, especialmente cuando quienes prestan saben que verán su dinero de nuevo”. Se está enseñando a quienes desean progresar a ser independientes y autosustentables.

Al conocer todos estos casos, coincido con mis colegas en que esta es la era de los(as) emprendedores(as) sociales. Kristof menciona que en los 60, la juventud al menos en Estados Unidos, se centró en las protestas antibélicas e iniciaron movimientos que transformaron ese país. En los 80 Bill Gates y Steve Jobs revolucionaron la tecnología.

El siglo XXI ya recibe las huellas del emprendimiento socialmente responsable. ¡Que perdure y se multiplique!